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Deva Premal y sus Mantras

Fotografía: Joan Puig

Amor divino significa su nombre. Sin duda, un amor que Deva Premal se ha comprometido a expandir por el mundo, sacando el canto de mantras de los ambientes más sacros para hacerlo accesible a quienes quieran experimentar la sensación de paz y unión que provocan.

Su música se ha popularizado tanto, que Cher cantó el Gayatri Mantra de Deva en su gira de despedida y la reconocida bailarina rusa Diana Vishneva, interpretó el Moola Mantra de Premal en una majestuosa puesta en escena.

De nacionalidad alemana, Deva junto a Miten -su pareja de origen inglés- lleva veinte años de gira continua por el mundo, desde que se conocieron en el Ashram de Osho en Pune, India. “Amo mi vida al cien por ciento. No me hace falta nada. Soy ciudadana global y hago mi hogar donde sea que me encuentre”, declara convencida.

¿Qué beneficios te ha traído el yoga?

Comencé mi práctica cuando tenía 12 años. Si bien el Hatha Yoga y las asanas han acompañado mi vida desde entonces, mi principal práctica es el Bhakti Yoga, es decir, el yoga devocional a través del canto.
El Karma Yoga o yoga de la acción también ha estado muy presente en mi vida. He procurado que la unión del espíritu y materia permee todos los espacios de mi vida para que, en lo posible, todas mis acciones sean una forma de servir a lo divino, viviendo en un espacio de compasión y amor.

¿Cómo definirías el yoga?

Es la conciencia de que todo lo que hacemos se puede hacer de una manera consciente, amorosa y compasiva que beneficie al mundo. El yoga es también la conciencia de que todo lo que nos sucede, aparentemente fuera de nuestro control, está divinamente orquestado para ayudarnos a crecer en el amor.

¿Por qué elegiste cantar mantras?

En realidad nunca lo elegí; la práctica me la dieron mis padres desde el día en que nací. Me encanta la sensación de dicha, paz interior y participación gozosa que los mantras me dan. He cantado desde niña y para mí siempre ha sido una manera muy fácil de entrar en un espacio de meditación. Es como limpiar el espejo. Los mantras han enriquecido mi vida y veo cómo han enriquecido también la vida de quienes han venido a cantar con Miten y conmigo.

¿Qué efectos producen y por qué?

Nos unen, producen alegría, paz interior y profunda transformación. Los mantras fueron descubiertos por los Rishis (sabios) de la India antigua como caminos hacia la consciencia, utilizando el poder del sonido para crear respuestas energéticas específicas en el cuerpo.

Algunos dicen que las canciones devocionales en sánscrito no se entienden. ¿Cuál es la diferencia de hacerlo, por ejemplo, en tu lengua materna?

El sánscrito tiene una base energética, a diferencia del inglés, el español, el alemán u otros lenguajes descriptivos. Es un lenguaje celular que, en algún sentido, todos entendemos. No importa el sistema de creencias, nacionalidad, cultura o religión; cantando en sánscrito podemos llegar a vivir la experiencia de ser “uno”, incluso sin tener idea de su significado.

Los mantras son esencialmente repetitivos, ¿cuál es su finalidad? 

Los mantras son cantados en ciclos de 108 repeticiones, porque de acuerdo con las escrituras védicas, nuestros cuerpos físicos y sutiles contienen 108 canales de energía (nadis). Cuando cantamos un mantra de 108 ciclos llenamos esos nadis con la energía y nuestros cuerpos y mentes sintonizan con esa vibración. Es como las olas que pasan una y otra vez sobre los guijarros haciéndolos más suaves. Una ola no es suficiente para pulirlos.

"El yoga es la conciencia de que todo lo que nos sucede, aparentemente fuera de nuestro control, está divinamente orquestado para ayudarnos a crecer en el amor".

Has llevado los mantras a lugares vulnerables, como la cárcel, ¿podrías contarnos algo de esa experiencia?

Queríamos sacar los mantras de un entorno espiritual y compartirlos con personas que de otro modo no lo habrían hecho y la experiencia fue increíble. Constatamos que son excelentes comunicadores, que reducen las diferencias entre las personas. Incluso en cárceles tan duras como San Quentin en California, los presos lloraban; eran lágrimas de perdón y compasión. Todos nos sentimos envueltos en un tremendo sentido de gratitud y fuimos testigos del poder sanador del mantra. Recuerdo que uno de lo reclusos nos dijo: “Llevo aquí 25 años, pero después de este concierto, soy libre...”

Sin duda, su música ha acompañado tu práctica de yoga, tu relajación o simplemente ha ayudado a tranquilizar tu mente. Reconocida exponente de música devocional, se presentará en el Teatro Caupolicán junto a Miten y al flautista Manose, el próximo 26 de mayo. Yoga Style tuvo la oportunidad de conversar en exclusiva con la responsable de la llegada del canto de mantras a Occidente.

Espiritualidad y Libertad

Cuando conociste a Miten en Ashram de Osho, ¿qué viste en él?

Simplemente lo amé desde siempre. No fue una decisión intelectual. Habíamos vivido muchas vidas esperándonos y Osho nos unió. Miten fue el coordinador de música de su Ashram. Cantaba canciones devocionales y dirigía el conjunto de música instrumental meditativa. Era accesible y tenía un gran sentido del humor.

¿Por qué decidieron no tener hijos?

Hay tantos humanos en este pequeño planeta que Miten y yo nunca sentimos la necesidad de agregar más. Tampoco sentí el deseo de ser madre; creo que comparto mi creatividad de otras maneras. Nos encantan los niños; Miten tiene un hijo y tres nietos, por lo que hay niños en nuestras vidas.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Tú te convertiste en sannyasin (seguidora de Osho) a los 12 años. ¿Cuáles son los fundamentos espirituales que los inspira?

Simplemente asumir la responsabilidad de la propia vida espiritual, en lugar de seguir a un líder. Osho siempre insistía en que nuestro viaje espiritual era nuestra responsabilidad. Personalmente diría que mi espiritualidad se basa en la li- bertad; libertad para ser yo misma y con ar, para perdonarme

por mis errores y, sobre todo, para amar de todo corazón y sin miedo.

¿Qué nos puedes decir del polémico documental "Wild, Wild, Country", estrenado recientemente, que muestra los excesos del Ashram de Osho en Oregón?

No estaba en el rancho en el momento de la película, pero Miten sí. Nunca aplaudí lo que hicieron Sheela (secretaria personal de Osho) y su grupo, pero eso no afectó mi amor por Osho. Es importante el contexto: la gente que cometió actos ilegales era un puñado y fueron procesados y condenados. Los realizadores quisieron hacer una película sensacionalista y comercial, que obviamente no muestra toda la realidad. Los miles que vivían en la comunidad no estaban al tanto y disfrutábamos de la experiencia más importante de la vida: construir una ciudad desde cero. ¿Te imaginas la energía y el amor que inspiraron tal proyecto? Meditamos, compartimos, amamos, trabajamos y jugamos juntos en un ambiente totalmente estimulante y transformador de la vida de cada uno.

Parece contradictorio el lujo en que vivía Osho con su mensaje iluminado...

Él realizaba un gran experimento y sus autos, relojes y riquezas fueron un intento para que los estadounidenses levantaran la mirada y vieran cuán superficial es el materialismo comparado con la riqueza de una vida espiritual. Pero sus métodos fueron radicales y muchos, incluso sus propios devotos no lo entendieron. Él era un avatar, y a pesar de que estos seres están llenos de amor, ¡no son fáciles de entender! En lo personal, me permitió aprender mucho sobre mí, lo que me ha llevado a intentar compartir, a través de mi voz y mi música, algo positivo para el mundo. Me regaló mi conexión con Miten y, por supuesto, los mantras. Cambió mi vida, por lo que le estoy eternamente agradecida, lo que no significa que sea indiferente al dolor que se creó a partir de ese momento en Oregón.

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