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Eckhart Tolle

La felicidad aquí y ahora

Escritor motivacional, orador y uno de los maestros espirituales con mayor influencia a nivel mundial, estuvo en Chile,  dictando conferencias con entradas agotadas. Una muestra del interés que despierta el autor de “El poder del ahora” y “Un mundo nuevo”.

¿Quién no ha intentado alguna vez callar esa pesada voz que nos habla sin parar desde la cabeza? Es una voz interior que nos desvela, nos despierta a una hora inadecuada o nos impide disfrutar la simpleza de la vida que nos rodea. Eckhart Tolle, escritor motivacional de origen alemán, orador y maestro motivacional, nos invita a ir más allá del pensamiento que nos traslada constante y majaderamente al pasado y al futuro, impidiéndonos vivir el presente; el aquí y el ahora que es en realidad lo único que existe.

Considerado uno de los cuatro hombres con mayor influencia espiritual a nivel mundial, Tolle visitó por primera vez nuestro país y las entradas para el Teatro Nescafé de las Artes se agotaron mucho antes de su llegada. Un singular éxito de taquilla, reflejo de las ansias por lograr un poco de paz en el convulsionado mundo de hoy.

 

A continuación, el autor de “Un mundo nuevo” y “El poder del ahora” explica algunos de sus principales conceptos.

Su transformación en maestro espiritual de miles de seguidores en el mundo

En pocas palabras
  • No te preocupes por el fruto de tus acciones: mantente atento a la acción y el fruto vendrá cuando corresponda.

  • Algunos cambios que parecen negativos en la superficie, están creando espacio para que algo nuevo emerja.

  • La principal causa de la infelicidad no es la situación, sino tus pensamientos   sobre ella.

  • Solo puedes perder algo que tienes, pero no algo que eres.

  • Quienes no han encontrado su verdadera riqueza -que es la alegría del ser y la profunda paz que la acompaña- son mendigos, incluso si tienen riqueza material.

  • La palabra iluminación evoca la idea de un logro sobrehumano, pero es simplemente el estado natural de sentir la unidad con el ser. No es sólo el fin del sufrimiento, sino también el fin de la esclavitud del pensamiento incesante.

Pasé por largos períodos de depresión y tras mi paso por un templo budista, viví un proceso de iluminación, que me llevó a abandonar mi tesis en la Universidad de Londres. Sin empleo, pasé varios años vagabundeando y, a pesar de que dormí muchas noches en los bancos de una plaza, logré un estado de profunda paz interior, porque descubrí la importancia de ser consciente del presente para no perderme en los pensamientos. Esa es la puerta de acceso a una elevada sensación de paz y ese descubrimiento es el que quise compartir a través de mis libros.

Las dificultades del vertiginoso mundo de hoy

Es más importante tener muchos momentos pequeños durante el día, que estar en una meditación de media hora y luego pasar el día sin tener espacios. Entonces empieza un cambio, surge la conciencia no condicionada, la conciencia pura. Lo demás, los pensamientos, son una forma de conciencia condicionada por el pasado. Casi toda la gente está atrapada en un sentido del yo que depende de los pensamientos condicionados y una imagen mental que tiene de quién soy.

El vacío que aqueja a las generaciones actuales

Evidentemente, una vida así es muy insatisfactoria; siempre hay sufrimiento. Si tu vida se desarrolla solamente en la superficie del ser, que es cuando te identificas siempre con los pensamientos, entonces le falta la profundidad y sufres.  Es difícil disfrutar un café pensando en tu historia personal, con las constantes definiciones de quién eres, con esa voz interior que te dice: “no estoy contento con mi vida” o cosas así que en realidad son sólo cuentos.

¿Cómo vivir el ahora?

  • Cada vez que subas o bajes las escaleras, presta mucha atención a cada escalón, a cada movimiento, incluso a tu respiración. Mantente totalmente presente.

 

  • Cuando te laves las manos, presta atención a todas las percepciones sensoriales asociadas: el sonido y la sensación del agua, el movimiento de tus manos, el aroma del jabón…

  • Cuando entres en tu auto, detente durante unos segundos y observa el flujo de tu respiración. Toma conciencia de una silenciosa pero intensa sensación de presencia.

 

 

Hay un criterio que te permite medir el éxito logrado: el grado de paz que sientes en tu interior. Puede que un día te sorprendas sonriendo a esa voz que suena en tu cabeza como sonreirías frente a las travesuras de un niño. Esto significa que has dejado de tomarte tan en serio el contenido de tu mente y que tu sentido de identidad ya no depende de él. ¡Suerte en el proceso!

Tomar conciencia del presente en los espacios de la vida cotidiana. Yo recomiendo hacer cosas que uno hace normalmente, como lavarse las manos, tomar un café, subir la escalera o el ascensor, tomando conciencia del acto y del momento, sin hacer de ello un medio para un fin, sino un fin en sí mismo. El primer paso es darse cuenta de que, sin hacer nada, algunos espacios existen en mi vida. Después, esos espacios se pueden buscar de manera activa.

El primer paso para “acallar” la mente

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