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Técnicas milenarias para niños del futuro

RYE, metodología desarrollada en Francia por Micheline Flak, que incorpora el yoga en la educación, logra entornos más respetuosos, tranquilos y centrados, contribuyendo a un mayor aprendizaje de los alumnos en colegios

de todo el mundo.

Beneficios del yoga en clases
  • Mejora la concentración

  • Disminuye el estrés

  • Ayuda a reconocer emociones diversas

  • Disminuye la violencia

  • Favorece una buena postura

  • Enseña a valorar el silencio

  • Calma la mente

  • Activa los sentidos

Más información de este método en Chile:

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A las 8:00 de la mañana los alumnos del Colegio Madrigal comienzan su jornada escolar con los ojos cerrados y las manos juntas. Están concentrados en su respiración. A medida que la profesora los va guiando en los ejercicios de activación del cuerpo, los niños van despertando y energizando sus sentidos para comenzar totalmente concentrados un nuevo día escolar.

 

Que el yoga en el aula sea tendencia en la educación hoy no significa que no existiera antes. Hace ya 40 años, lo que comenzó siendo una técnica de relajación frente al desorden en una clase de inglés, terminó convirtiéndose en una metodología que día a día toma mayor fuerza. Fundado en Francia durante la década de los 70’ por Micheline Flak, el RYE (Recherche sur le Yoga dans l’ Education, corriente de investigación del yoga en la educación), comenzó a tomar forma en base a una idea que más tarde se expandiría a todo el mundo: potenciar el aprendizaje a través del yoga, entendiendo que la mente, el cuerpo y las emociones no se cultivan por separado, sino todo lo contrario: deben trabajar en equipo para lograr alumnos íntegros y consecuentes con su propio ser.

Hoy en Francia hay más de 400 colegios que aplican el yoga en la educación y el método de Micheline forma parte del Programa de Formación Docente de la Universidad de la Sorbonne, extendiéndose a diversos países de Europa y Sudamérica, incluido el nuestro, donde a principios de los 80, Hélène Giroux, fundadora del Colegio La Girouette, lo implementó por primera vez.

 

 

 

 

 

 

 

La importancia del contexto
¿Tensión o atención?

La premisa de esta corriente es que la tensión es la principal enemiga de la atención. De esta forma, el trabajo no está dirigido a calmar sólo a los niños revoltosos, sino que abarca al grupo en su conjunto, buscando aliviar las tensiones, la violencia y los problemas de confianza. ¿Cómo? A través de diversos ejercicios de distinta duración, que van a depender de la edad de los niños, y que incluyen asanas, pranayamas, ejercicios grupales, imaginería y relajación, entre otros.

 

Pilar de la Fuente, instructora de Yoga Sakhyam y profesora básica, quien aplicó este método en el Colegio Kilpatrick, explica que la idea es lograr de forma gradual y sistematizada que el alumno aprenda con ayuda de las técnicas del yoga los contenidos de la materia. "Por eso seguimos el camino de Micheline. Basándonos en los Yoga Sutras de Patanjali (sabio que tres siglo a.C recopiló todo el conocimiento existente sobre el yoga), ella creó un sistema que toma esas enseñanzas y las aplica en forma didáctica", señala de la Fuente. Y explica que en su libro "Niños que triunfan. Yoga en la escuela", Micheline aborda cómo realizar las diferentes etapas, pasando por la respiración y las asanas, hasta finalmente la concentración total y la relajación, por lo que ha sido muy útil para los profesores.

“Algo interesante que se aprende como profesor -señala María José Fernández, profesora de yoga en el Colegio Madrigal, donde se aplica esta metodología desde hace ya 15 años-,  es la importancia de saber adecuar el entorno del aula a las necesidades del alumno. Cuando los chicos llegan con sueño a clases, no tienen ganas de atender, y eso no solo les genera frustración a ellos, sino también a los educadores”.

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La idea de este método es lograr de forma gradual y sistematizada que el alumno aprenda con ayuda de las técnicas del yoga los contenidos de la materia.

En módulos separados durante el día, en intervenciones pequeñas en las distintas clases o una hora continua algunas veces por semana, diferentes colegios de Chile buscan alternativas para ir incorporando herramientas de bienestar que el alumno disfruta, con el beneficio adicional de que logra llevarlas a la práctica también fuera de clases. Así lo destaca la directora del Colegio Kilpatrick, Gabriela Santelices, donde se realizan clases de yoga a alumnos desde los cuatro hasta los once años, dos veces por semana, con evidentes beneficios incluso fuera del aula. “Muchas veces las mamás nos dicen que cuando los niños necesitan tranquilidad, se sientan en su postura y se relajan haciendo ejercicios de respiración”, señala la docente.

 

 

 

 

La directora del Colegio Madrigal, Noelle Albagly, señala también que como en toda práctica del yoga o meditación, en el aula los efectos se perciben al instante.

 

Aunque se carece de evidencia científica contundente que respalde los reales beneficios de esta metodología, un reciente estudio (ver link 1) que revisó nueve investigaciones independientes y paralelas sobre los efectos del yoga en la educación, concluyó que las actividades basadas en el yoga logran reducir parámetros como tensión, ansiedad, autoestima e incluso memoria, comparando alumnos que practican esta disciplina con grupos de control.

 

Esta información coincide con los estudios de la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard (ver link 2), que corroboran que el yoga sirve como herramienta de relajación y concentración. Practicar yoga con regularidad produce un aumento de la dopamina y oxitocina, hormonas que ayudan a sentirnos más relajados y preparados para gestionar cualquier situación estresante. 

Beneficios inmediatos

Del mismo modo, la práctica del yoga les permite un mayor conocimiento de sí mismos y del entorno que los rodea. A finales del año pasado, comenta María José, los niños de segundo básico hicieron un esquema junto a su profesora jefe nombrando los beneficios que percibían gracias a la práctica del yoga. Según la docente, sus respuestas fueron impresionantes: "Siento bienestar, conciencia de mí mismo, motivación, regulo mis emociones y soy más empático", fueron algunos de los efectos que reconocieron los pequeños. Los más grandes, en tanto, logran mayor capacidad de concentración y de relajación ante la presión de las pruebas, facilitándose el proceso de eliminación de remedios con el transcurso de los años. 

Antes de poner en práctica el yoga dentro de las salas de clase, es esencial entender el contexto y observar el comportamiento de los niños, señala Francisca Almeyda, profesora del Colegio Suizo de Santiago, donde se aplica desde hace un año. Agrega que su estrategia para detectar cómo están los alumnos es preguntarles directamente y, según su respuesta (verbal o física), es lo que decide hacer. "Si están con sueño en la mañana, les propongo ejercicios y respiraciones de activación. Al medio día, después de los recreos, les hago ejercicios de relajación donde usamos mucho la respiración, y antes de terminar el día, según cómo estén de ánimo, les hago una sesión corta de yoga Nidra o nuevamente ejercicios de activación para que se vayan calmados mental y físicamente a sus casas".

La premisa de esta corriente es que la tensión es la principal enemiga de la atención.

Yoga en el aula

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